Algunos pensamientos acerca de la Terapia del Dr. F.X. MAYR®-Cure (pagina dos)

La Cura Mayr® está indicada por consiguiente no sólo para aquellos que tienen sobrepeso o para propósitos de perder peso: sirve antes que nada para liberar al cuerpo de los contaminantes aglomerados, no sólo del intestino, sino de todos los tejidos. Esto promueve el proceso curativo de maneras nunca imaginadas. Después de esta cura, se agrega a la dieta un poco de queso cottage, de vez en cuando un huevo hervido, o si es necesario, algunas hojuelas delgadas de avena. Se sirven una o dos comidas ligeras al final del tratamiento.

El abordaje proteccionista del doctor Mayr se opone a la tendencia actual que agrega mucha fibra indigerible a la comida. Aunque la comida rica en fibra elimina muchos de los síntomas, sobre todo el estreñimiento tan común en estos días, no apunta todavía hacia el problema subyacente. Como resultado de una sobre-eliminación continua, los sensores se amortiguan en la pared intestinal y no pueden realizar adecuadamente la tarea de activar los músculos y glándulas intestinales. Los estímulos gruesos como los alimentos crudos, y así sucesivamente, pueden, de hecho, incitar las funciones enfermas a la actividad, pero -biológicamente hablando- sólo hacen que las cosas se vuelvan peores. Uno puede hablar de curación, únicamente cuando los órganos sensoriales han recuperado su sensibilidad original, pero eso sólo es posible con una protección adecuada. Considere la dieta del infante a base de la leche que no contiene virtualmente ningún alimento crudo o substancia estimulante. Los sensores del infante todavía no están dañados y pueden mantener la actividad intestinal sin recurrir a una estimulación intensa.

La Cura Mayr® es principalmente una medida profiláctica excelente que fortalece la respuesta inmunológica bajando el nivel de tensión global. Una analogía debería de aclarar este punto: una tina vacía puede alojar grandes cantidades; llena, puede revalsarse para todos lados; pero fuera de la tina, el proceso del llenado no se nota. Sin embargo, cuando la tina está llena hasta el borde, entonces sólo hace falta poco para causar el desbordamiento, inundando su entorno inmediato. El cuerpo no es diferente: sus poderes de resistencia son capaces de absorber cantidades impresionantes de varias tensiones y abusos. Durante un tiempo no hay señales visibles o perceptibles de enfermedad. Pero si la tensión aumenta continuamente, ya llegará el día en que todas sus capacidades defensivas estarán totalmente comprometidas y cualquier carga adicional, aunque sea pequeña, será suficiente para enfermar a una persona, con una enfermedad que parece venir de un estado completamente sano. Pero la parte culpable no es únicamente la tensión más reciente - una enfermedad contagiosa contraida por una infección trivial o un resfrío, un infarto o un cólico por enojo o una emoción, el lumbago por corrientes de aire o un movimiento súbito, o cualquier otra cosa- pero, más bien, el hecho de que principalmente, nuestras capacidades defensivas ya rebasaron sus límites. Nuestras reservas de tensión estaban absolutamente agotadas. Cuando nuestras reservas de tensión están reducidas, entramos en la fase precursora de la enfermedad y somos susceptibles de sufrir cualquier tipo de enfermedad, sin realmente estar enfermos. Para prevenir las enfermedades con éxito, tenemos que esforzarnos por salir de esta fase precursora reduciendo las tensiones de vitalidad agotadas tanto como sea posible; sólo entonces tendremos una base significativa para la salud.

La rehabilitación intestinal del doctor Mayr baja el nivel de tensión de nuestro cuerpo drásticamente. Por medio de éste, nosotros:

reducimos los contaminantes -es decir- los productos fermentados y de desecho que se forman continuamente en el intestino sobreutilizado; y,
mejoramos la eliminación intestinal y hepática.

El hígado y los intestinos son importantes órganos excretores. El sobreuso regular de los intestinos reduce la eliminación, y el gradiente de concentración de productos de desecho metabólico entre las células y los órganos excretores se enderezan considerablemente. El resultado es un aumento congestivo de los productos de desecho que tienen un efecto perjudicial sobre todos los órganos: en el cerebro se presenta como una incapacidad para concentrarse, fatiga crónica y depresiones; en los músculos y articulaciones, como dolencias reumáticas, myogelosis, artritis y arthrosis; las glándulas se degeneran, las enfermedades cardíacas y vasculares aparecen, etc.Después de la rehabilitación intestinal, cuando el intestino y el hígado pueden de nuevo realizar su función excretora sin ningún obstáculo, se establece un gradiente de concentración creciente y se eliminan rápidamente los productos metabólicos de desperdicio. De tal manera, las reservas anchas de tensión refuerzan nuestros poderes de resistencia contra todo tipo de enfermedad. Intervenciones espectaculares, como la cirugía a corazón abierto o transplante de órganos, nos lleva a olvidarnos que esto no habría sido necesario si no hubiéramos descuidado miserablemente las medidas preventivas requeridas. La salud de una persona es determinada por la intervención médica sólo en casos aislados; principalmente, depende de su conducta, su nutrición y su ambiente. Es un hecho que el hedonismo y la glotonería son las enemigas de nuestra salud. Lo que nosotros necesitamos no son más medicamentos ni máquinas, sino una empatía más biológica y la voluntad de hacer muchos sacrificios para la causa de nuestra salud.

Ante el incremento creciente de los costos médicos, parece urgente revisar críticamente todo el espectro de nuestras medidas terapéuticas acostumbradas. Mientras el paciente se resista a participar activamente en el proceso curativo, la salud será siempre frágil. Es demasiado raro que se tome en cuenta que la enfermedad es, en gran parte, el resultado de un estilo de vida malsano que, aparte de los hábitos sedentarios, el abuso de alcohol y nicotina, se basa principalmente en nuestros hábitos alimenticios que dan pie a muchas enfermedades. Por consiguiente, parece indispensable llevar estas visiones a los pacientes y motivarlos a desechar sus hábitos enfermos. El valor terapéutico de una Cura Mayr® no consiste meramente en la rehabilitación intestinal y no debe desestimarse su importancia educativa en términos de la responsabilidad del paciente por su propia salud. La necesidad de reducir los costos afila la voluntad para hacer sacrificios para la causa de la salud y aceptar la necesidad de hacerlo en algunos casos. La preparación psicológica apropiada del médico puede llevar al hecho de que la salud no puede comprarse, pero que puede ser conservada - o recuperada- por un golpe de autodisciplina y la renuncia a muchos hábitos favoritos.

Por consiguiente, cada médico que se relaciona con las Curas Mayr® también debe saber equipar a sus pacientes con las herramientas mentales necesarias para sobrellevar el tratamiento, pero sobre todo, para la conducta apropiada que le sigue. La cura no debe ser un episodio nada más, sino un punto de partida que introduce una modificación fundamental en los hábitos alimenticios y de vida. Los hábitos como la masticación adecuada y el saborear cuidadosamente la comida deben hacerse evidentes. Sólo de esta manera el sentimiento de saciedad se establecerá en el momento correcto y durará por algún tiempo, para que se eviten la comida en exceso y por lo tanto, su digestión pobre. De esta manera, el sentido del gusto es refinado y entonces puede cumplir mejor su importante papel como regulador y seleccionador de admisión de comida. Sin embargo, uno debe esforzarse por mantener un equilibrio racional, un entorno feliz, evitar el fanatismo e incluso ser tolerante consigo mismo. La moderación es mejor que la esquivación obsesiva y neurótica.

Además de todas las medidas dietéticas, siempre deben emprenderse hábitos globales de salud. La gimnasia ligera y el deporte moderado, los ejercicios adecuados de respiración y las aplicaciones suaves de Kneipp (hidroterapia) -así como el Entrenamiento Autogénico y una actitud mental positiva- son formas significativas de lograr los resultados duraderos de un tratamiento.

Casi todos los métodos curativos tradicionales de la actualidad toman muy poco en cuenta el hecho de que el deseo de ser una persona sana es un factor curativo potente. Nosotros sólo haremos un progreso médico decisivo -incluso tomando en cuenta el factor costo- cuando se extienda el hecho de que la salud es una tarea que tenemos que llevar a cabo todos los días.

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